Recuerdo la cantidad de ideas que me armé antes de considerar comprar la copita, ¿Cómo me voy a meter algo ahí? ¡Qué incómodo!, ¿Todo eso entra? ¿Ese material va a estar en contacto con mi vagina? ¿Si me irrita que hago? ¿Si no la puedo sacar, si se me queda ahí, y después termino en la guardia con algo metido adentro? ¿Y si se me sale, no se va a caer? ¿No hay filtraciones? ¡Voy a terminar toda manchada!… Y sí, toda una vida acostumbrada a otra cosa, toda una vida vinculándome de otra manera con mi menstruación y mi cuerpo… Era esperable que surgieran tantos planteos con un método radicalmente distinto a lo que venía usando, en mi caso, las toallitas descartables.
Si bien existen diversos métodos de gestión menstrual, podemos sentirnos más cómodxs con uno u otro, pero el hecho de saber que podemos elegir qué experiencia queremos tener con nuestro ciclo, lo considero fundamental. A mi criterio, pocos son los métodos que reúnen tantos pros como la copa, quizás oíste hablar sobre muchos, como la comodidad, su practicidad, su impacto ambiental…. ¿Y su precio? ¿Realmente conviene invertir en una copita?
Como referencia podríamos comenzar comparándola con el método más masivamente elegido en años anteriores, como lo son las toallitas descartables. En ese caso, la copita menstrual justifica su precio en solo tres períodos, ¿A qué me refiero con esto? En términos proporcionales, una copita suele costar tres veces más que un paquete de toallitas, pero su tiempo de utilidad supera ampliamente a ese mismo paquete. Se estima que de acuerdo al cuidado que le brindemos, una copita menstrual puede llegar a durar entre 5 y 10 años… ¿Qué te parece Mabel?
¿Alguna vez te preguntaste cuánto gastas en productos de gestión menstrual en cada ciclo? ¿Y en un año? ¿Y en tres? Y hasta podríamos pensar en “gasto” de todas aquellas sábanas y pantalones que manchamos sin querer, las veces que no pudimos meternos a la pile, el gasto de tiempo de ir a comprarnos las toallitas cada vez que nos viene, o mismo ¡ahorrarnos la bendita situación de que venga algún perrito a oler qué pasa allá abajo!… Es por eso que la copita no sólo tiene un impacto tremendo en nuestra salud y el planeta, sino también en nuestro tiempo y economía!.
Natalia Asuagua